En realidad no somo únicos

Desde hace varios años, en la sociedad ha permeado la idea de que somos únicos, sin embargo, siempre que tenemos un problema ponemos en tela de juicio esa unicidad preguntándonos si eso que nos ocurre es “normal” o no.  Es decir, recurrimos a la comparación con los demás para aliviar esa ansiedad que nos genera el sentirnos diferentes.

Ahora bien, buscar esa “normalidad” también nos lleva a pensar que somos parte de un grupo y de la realidad colectiva.  Pero más allá de la estandarización que implica esa interpretación del concepto, el sentirnos parte del colectivo envuelve un proceso de mimetización que nos aleja de la esencia de lo que realmente somos con el fin de protegernos del dolor y de nuestras emociones.

En este sentido, la “normalización” crea un falso ser en el que la personalidad se amolda al exterior, pero pierde el contacto con el interior,  de tal manera que lo que se vive en el día a día parece carente de sentido. Por consiguiente, se crea un vacío interno inmenso.

“Otra característica de este (falso ser) es que es carente de creatividad. No puede seguir ideas nuevas propias, pues constantemente está en búsqueda de validación de un medio mayor que le indique si va por buen camino. Lo más doloroso es que escuchar la validación no lo alivia, porque puede ayudar a calmar la mente, pero no la sensación de vacío que lo inunda” Ingela Camba .

Ahora bien, por lo anterior, estamos frente a un escenario complicado donde hemos perdido nuestras características esenciales a cambio de ser validados socialmente. Es decir, parece que no existe un balance que nos permita estar bien.

Independientemente de esto, la “normalización” es un proceso de estandarización que en los hechos se apega más a una serie de estadísticas sociales a las que seremos sujetos lo queramos o no, lo cual implica que lo “normal” es reconocer que no somos únicos y que muy probablemente lo que nos pasa le está ocurriendo a alguien más. Por lo tanto, nuestros problemas pueden tener una solución. Por esta razón, es necesario que hablemos más de lo que nos ocurre para familiarizarnos con lo que padecemos en colectividad y no carguemos con la culpa de la falsa unicidad que nos han hecho creer que tenemos.


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