La política no es para todos

El vínculo entre Elon Musk y Donald Trump ha generado un impacto significativo en Tesla, tanto en términos de percepción pública, como en su desempeño comercial. En este sentido, el rechazo de los consumidores al magnate y al mandatario estadounidense los ha llevado a vender sus vehículos de la marca y a optar por otras alternativas.

Como muestra de lo anterior, la empresa norteamericana de autos eléctricos ha experimentado una disminución en ventas en varios países europeos, con caídas que van del 80.7% en Suecia, 73.8% en Países Bajos y 36% en España. En contraposición, en este último país, en los cuatro primeros meses de 2025,  las ventas de los fabricantes de automóviles chinos como BYD,  MG y Omoda aumentaron en 644%,  80% y 346%, respectivamente.

Otro dato significativo es que la acción de Tesla pasó de cotizar en aproximadamente 9,713mxn en diciembre de 2024 a 4,461 mxn en abril de 2025. Todo esto desde la toma de protesta de Donald Trump como presidente. En cambio, BYD pasó de 760 mxn a 1,050 mxn en el mismo periodo.

Frente a este escenario, Musk anunció recientemente que reducirá su participación en el Departamento de Eficiencia Gubernamental de Trump para enfocarse nuevamente en Tesla, lo cual fue interpretado como un intento por recuperar la confianza de los inversionistas y consumidores.

Pero más allá de los beneficios y los retos que implica la relación entre los empresarios y los políticos ¿qué ha determinado que el vínculo entre el magnate y el presidente estadounidense no sea fructífero hasta ahora?

Desde mi punto de vista, existen dos factores: en primer lugar, la participación de Musk en la administración pública, es decir, cuando los empresarios forman parte del gobierno o colaboran de forma estrecha con él, son sujetos al escrutinio público por las afectaciones potenciales que sus decisiones pudieran generar. En este sentido, cuando el líder de SpaceX aceptó encabezar el Departamento de Eficiencia Gubernamental, implementó una serie de medidas que, entre otras cosas, provocaron el despido masivo de funcionarios, generando animadversión. Otro de los factores son sus posturas polarizantes, en este sentido,  el magnate desde la campaña se posicionó frecuentemente sobre temas controversiales que le generaron simpatía con el entonces candidato a la presidencia y sus seguidores, pero no con el resto de la población, incluso, me atrevería a decir, a nivel mundial. En consecuencia, el no saber guardar distancia con los temas polémicos ha resultado contraproducente para Musk. Como ejemplo de ello, sus críticas al progresismo y la cultura “woke”, a la que llegó a calificar como un «virus» que afecta a la sociedad.

Ahora bien, valdría la pena preguntarnos ¿cuántos de los simpatizantes de esas ideas eran sus clientes potenciales?


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