La depresión en el ámbito laboral no es un problema menor

Recientemente, la OMS señaló en un estudio que la soledad «es una amenaza acuciante para la salud mundial» y que «la falta de conexión social conlleva un riesgo de muerte prematura equivalente, o incluso mayor, al asociado con el tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol, la inactividad física, la obesidad y la contaminación del aire», tiene «un grave efecto en la salud física y mental: está relacionado con la ansiedad y la depresión, y puede incrementar el riesgo de enfermedades cardiovasculares en un 30 por ciento”.

Ahora bien, desde un enfoque psicológico, la soledad y la depresión están estrechamente vinculadas y pueden influenciarse mutuamente en un ciclo complejo. Algunos ejemplos de ello son que: 1) la ausencia de relaciones significativas afecta la autoestima y el bienestar emocional, contribuyendo al desarrollo de síntomas depresivos 2) la soledad prolongada impacta al cerebro al elevar los niveles de cortisol (hormona del estrés) y disminuir la producción de serotonina y dopamina (neurotransmisores fundamentales para el equilibrio emocional) y 4) La depresión puede llevar a la persona a evitar interacciones sociales, reforzando la sensación de soledad y profundizando el estado depresivo.

Dicho esto, de acuerdo con la Secretaría de Salud, la cifra de personas con depresión ha aumentado en nuestro país desde el año 2020, pasando de 66 casos anuales por cada 100 mil habitantes, a 119 en 2023. Por lo tanto, se calcula que en México 3.6 millones de personas sufren de este mal, siendo aproximadamente el 1% casos severos.  

Ahora bien, a nivel global, las cifras tampoco son alentadoras, en este sentido, la Organización Mundial de la Salud estima que 280 millones de personas sufren depresión, lo que representa más del 4% de la población mundial.

Por último, en el ámbito laboral, 4 de cada 10 trabajadores en México experimentan síntomas de depresión y estrés laboral, provocando entre otras cosas: disminución del rendimiento,  fatiga mental y emocional,  aumento del absentismo, enfermedades cardiovasculares, trastornos del sueño, problemas digestivos, conflictos interpersonales y mayor rotación de personal.  Si lo pensamos con detenimiento, 40% no es una cifra menor que refleja una realidad muy grave que no está siendo atendida.


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